Estamos asistiendo al mayor confinamiento
mundial de la historia de la humanidad. Algo increíble hace tan sólo unas
semanas o meses, se ha convertido en una realidad actual, propia de novelas de
ciencia ficción futuristas donde la humanidad se ve abocada a la esclavitud, al
control férreo de una élite o casta política que únicamente mira por su
beneficio personal, incluso a costa de provocar la muerte de cientos de miles o
quizás millones, de seres humanos. Se podría decir que acabamos de aterrizar en
dicho futuro apocalíptico.
Todo empezó en diciembre de 2019 (quizás fuese
antes, pero no tenemos la confirmación) en la ciudad china de Wuhan. Allí se
detecta una epidemia por un coronavirus al que se le denominará Covid-19.
El 31 de enero de 2020, el Director General de
la OMS, el doctor Tedros Adhanom, declara la Alerta Pública Internacional
por la Epidemia del coronavirus Covid-19. Pero varios países siguen sin tomar
medidas para evitar aglomeraciones públicas, como sucedió en Europa, ya que
dichas medidas se toman y se coordinan a través del Comité de Seguridad
Sanitaria de la Comisión Europea.
Los primeros casos de Coronavirus Covid-19
aparecen en Italia el 31 de enero de 2020, al dar positivo dos turistas chinos
que se encontraban en Roma. A fecha 2 de marzo del 2020, los contagiados eran
más de 2000, y los muertos por COVID-19 eran 52. El 8 de marzo de 2020, el
primer ministro Giuseppe Conte extendió la cuarentena a toda Lombardía y
a otras 14 provincias del norte, poniendo a más de una cuarta parte de la
población nacional (aproximadamente 14 millones de personas) bajo bloqueo,
medida que el día siguiente fue extendida a la totalidad del país. El 11 de
marzo de 2020 Conte prohibió casi todas las actividades comerciales, excepto
supermercados y farmacias. El 19 de marzo, Italia se convirtió en el país con
el mayor número de muertes confirmadas en el mundo.
A fecha de hoy, 21 de abril 2020, Italia es
el país más castigado en muertes, por el Covid-19, registrando un total de
181.228 (108.237 activos) contagiados desde el inicio del brote,
24.114 muertos y 48.877 recuperados.
A pesar de que la OMS anunció la Alerta Pública
Internacional por la Epidemia del coronavirus Covid-19 el 31 de enero del 2020,
y de que Italia ha ido varias semanas por delante en los casos de contagio y
muertes por el coronavirus, en España, el Gobierno no ha actuó hasta que ya se
habían producido varios casos y muertes, después de que el Director General de
la OMS, el doctor Tedros Adhanom, declarara la pandemia mundial del
Coronavirus Covid-19 el pasado día 11 de marzo 2020.
Pues bien, a pesar de todos estos datos que el
Gobierno conocía perfectamente, autoriza las manifestaciones del 8M en todo el
país, a diferencia de Italia, donde el feminismo se reivindica sólo en los
medios de comunicación y redes sociales.
Incluso, se pueden ver a ministras y ministros
del Gobierno asistiendo a las manifestaciones del 8M llevando guantes de látex
de color violeta, como se puede ver en las fotografías que aparecieron
publicadas en varios medios. Lo que nos demuestra que conocían perfectamente el
riesgo de contagio en las manifestaciones. Pero, aun así, se aprueban y se permiten.
En España el contagio es masivo, y debido a que
no existen test suficientes para la población, se desconoce el alcance total y
real de contagios por el coronavirus.
El 9 de marzo se disparan los positivos
doblándose y los muertos ascienden a 28, y la Comunidad de Madrid y las
localidades de Vitoria y Labastida, zonas de «transmisión comunitaria alta», se
suspenden las clases y se recomienda el teletrabajo. A nivel nacional, se
aconseja el cuidado domiciliario de los mayores y que las personas con
enfermedades crónicas o con multipatologías limiten las salidas.
El 10 de marzo, con 1.639 casos y 35 fallecidos
en España, se vetan los vuelos desde Italia y los viajes del Imserso. Se aplazan
las Fallas.
El 11 de marzo la OMS decreta la pandemia
global, con 2.150 casos, la mitad de ellos en Madrid, y 51 fallecidos. Madrid
cierra centros deportivos y grandes museos, Cataluña habilita el teletrabajo a
los empleados públicos y el País Vasco cierra en Álava sus escuelas.
El 12 de marzo España contabiliza 84 fallecidos
y más de 3.000 contagiados. El Gobierno aprueba medidas por 18.225 millones de
euros, dieciséis comunidades y Melilla cierran sus centros educativos e Igualada y
otras localidades catalanas cercanas confinan en sus casas a 70.000
personas.
El 13 de marzo, con 120 fallecidos y 4.200
infectados, el presidente Pedro Sánchez anuncia la declaración del estado
de alarma durante 15 días. Madrid clausura todos los locales menos los de alimentación
y primera necesidad, y Gobierno y comunidades recomiendan a la población que se
confine voluntariamente en sus casas, pese a que los desplazamientos
multitudinarios de personas de Madrid levantan recelos.
El 14 de
marzo el Consejo de Ministros declara el estado de alarma por segunda vez en
democracia, en este caso por un virus que alcanza ya a 5.753 personas y ha
matado a 136, con medidas drásticas en todo el país que limitan el
movimiento -salvo para ir a trabajar, comprar alimentos o medicamentos, acudir
a hospitales o cuidar a ancianos o dependientes- y la actividad comercial. Se
permite al Estado asumir competencias de otras administraciones y disponer de
medios sanitarios públicos, privados y militares.
El 15 de marzo aumentan considerablemente los
positivos en España con 7.753; 288 personas han perdido la vida.
El 16 de marzo, con 309 muertos y 9.192
contagiados, España cierra las fronteras terrestres.
El 17 de marzo son ya 491 los fallecidos y
11.178 los contagiados, y el Gobierno da luz verde a un plan de choque que
movilizará 200.000 millones de euros, cerca de un 20 % del PIB.
El 18 de marzo la pandemia deja en nuestro país
13.716 infectados y 598 fallecidos. Pero, según el presidente del Gobierno,
Pedro Sánchez, lo peor está aún por llegar. Se dispara la alerta por la
propagación en residencias de ancianos, con decenas de muertos en Madrid,
Vitoria y Tomelloso (Ciudad Real) y en la capital funcionan los hoteles
medicalizados.
El 19 de marzo son ya 800 los muertos en
España, con más de 17.500 casos. Los hospitales madrileños entran en
estrés, e Italia supera a China en número de muertos: 3.405 frente a 3.245. Los
positivos ascienden a 33.190. Los 60 ataúdes transportados por los
camiones del Ejército dan la vuelta al mundo.
El 20 de marzo España registra casi 20.000
contagiados y 1.002 muertos. La «sobrecarga» y la «presión» en las UCI de
determinados hospitales está obligando a ser «un poco más restrictivos» a la
hora de admitir pacientes, admite Sanidad.
El 21 de marzo las cifras en España son
dramáticas: 1.326 fallecidos y 24.926 infectados. Se adquieren 8 millones de
mascarillas y cuatro robots para realizar cada día cuatro veces más pruebas de
las que se venían haciendo.
Madrid habilita en Ifema 1.300 camas
convencionales y 96 puestos de UCI, mientras Cataluña adapta varios hoteles.
El 22 de marzo España recoge 28.572 casos y
1.720 fallecidos. Se prolongará el Estado de alarma hasta el 11 de abril y
Sanidad reparte 1,6 millones de mascarillas entre las comunidades.
La UME desinfecta 21 residencias de mayores en
Madrid.
El 23 de marzo España registra 462
fallecidos más, con 33.089 infectados. Sanidad no descarta trasladar pacientes
entre comunidades, aunque se «va suavizando progresivamente el incremento de
casos que se notifican cada día» y no existe «certeza de haber llegado al pico
El 24 de marzo España supera a China en número
de fallecidos con 3.434 -738 muertos en 24 horas- y un total de 47.610
contagios; los casos en la UCI incrementan un 16 %, la menor tasa de los
últimos días; todo ello el día en que el Congreso de los Diputados valida
la prórroga del estado de alarma hasta el 11 de abril. Mientras, Italia
segundo país más afectado por el coronavirus en todo el mundo, cuenta 64.000
casos y 6.000 muertes, lo que señala un nuevo repunte en cuanto a los decesos.
Se podría seguir día a día hasta la fecha de
hoy 21 de abril 2020, en que, según el último balance de Sanidad, 21.282
personas han muerto en España desde el inicio de la pandemia, mientras que
204.178 se han contagiado y 82.514 se han curado. La pandemia se ha
cobrado la vida de más de 170.000 personas en el mundo y se han contagiado 2,4
millones, según la Universidad Johns Hopkins.
Bien, hasta aquí, hemos hecho un recorrido de
los sucesos más relevantes que han marcado la actualidad.
Pero ahora viene el análisis de las actuaciones
realizadas por parte del Gobierno Central:
El 14 de marzo 2020 el Gobierno declara el
estado de alarma sanitaria en todo el país y se ordena el confinamiento
(cuarentena) a toda la población, entrando en vigor el domingo 15 de marzo 2020
a las 00 horas.
Esta cuarentena obliga a todos los españoles,
residentes en España y ciudadanos extranjeros, con excepción de los
diplomáticos, a mantenerse encerrados en sus residencias habituales,
exceptuando diversas situaciones, como adquirir alimentos y medicinas, acudir
al puesto de trabajo o atender emergencias. Las restricciones también
incluyeron la clausura de tiendas no esenciales, incluyendo bares,
restaurantes, discotecas, cafeterías, cines, negocios comerciales y minoristas.
De hecho, muchas empresas y PYME españolas, tuvieron que recurrir a
los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) para suspender
temporalmente de empleo a sus trabajadores.
Se necesitan varios millones de mascarillas,
así como miles de Equipos de Protección Individual (EPI) destinados a proteger
al personal sanitario, además de aparatos respiración asistida para los
hospitales, ya que no hay en el país, por lo que el Gobierno, el 25 de marzo
2020, informa lo siguiente:
"Madrid - 25 MAR
2020 - 15:41 CET
España ha formalizado un contrato de compra de
material sanitario a China para hacer frente al coronavirus por 432 millones de
euros, según ha explicado este miércoles el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Se trata de mascarillas, guantes y material de protección, test rápidos y
equipos de respiración asistida, imprescindibles para los pacientes más graves
con Covid-19. “Esta semana tendremos una primera entrega de materiales",
ha avanzado.
“Hemos comprado y pagado 550 millones de
mascarillas, que empezarán a llegar ya y seguirán llegando durante las próximas
ocho semanas. Llegarán 11 millones de guantes durante las próximas cinco
semanas. En cuanto a test rápidos, hemos adquirido 5,5 millones para los meses
de marzo y abril. Además, recibiremos 950 equipos de respiración asistida
durante los meses de abril a junio", ha explicado Illa. “Estamos
gestionando la compra de más equipos”, ha añadido."
Pero la realidad será otra.
El 27 de marzo 2020, en los medios se publica
lo siguiente:
"El Gobierno
devuelve a China 58.000 test rápidos de coronavirus por ser defectuosos
El Gobierno ha devuelto una partida
de 58.000 test rápidos a China tras advertir que no cumplen las
especificaciones requeridas y por no ser fiables, lo que invalida su uso, como
avanzó El País. Este hecho provocó una gran polémica que se trasladó al
Congreso de los Diputados, donde el ministro de Sanidad, Salvador Illa, escuchó
los reproches de parte de la oposición por lo que calificaron de “gestión
chapucera” y de sembrar la “desconfianza” de la población en el sistema
en unos momentos muy duros.
Pero este no será el único contratiempo, por
segunda vez y con el mismo proveedor chino, se vuelve a recibir 640.000 test
defectuosos, tal como se publicó en los medios:
"El Gobierno trata de recuperar el dinero de los test defectuosos tras comprobar que el reemplazo tampoco funciona
Sanidad cancela todo el pedido después de analizar
las nuevas pruebas que la empresa china Bioeasy envió tras aceptar la
devolución de las 640.000 primeras"
A todo esto, no hay suficientes medios para
combatir la Covid-19, ni tampoco se realizan los test necesarios, ni siquiera a
todo el personal sanitario que está jugándose la vida (como ha sucedido con
varios médicos y sanitarios que han fallecido a consecuencia del contagio).
Es cierto que China no sólo ha vendido material
defectuoso a España, lo ha hecho a toda Europa, tal como se puede leer en las
noticias aparecidas en los medios, pero el presentarlo como excusa, no exime de
la responsabilidad del Gobierno por no hacer bien las cosas.
Las noticias aparecidas en los medios y en las
redes sociales han ido alertando a la población de situaciones que los medios
oficiales no informaban, lo que también ha provocado una serie de bulos o
noticias con verdades a medias que ha hecho que el Gobierno haya decidido
controlarlas. Y aquí es donde viene el peligro.
¿Se nos está controlando a través de nuestros
móviles, correos y otras aplicaciones?
Los rumores no son gratuitos. Ya se han
presentados aplicaciones que detectarían la presencia de sujetos infectados o
con síntomas y fiebre, que nuestros teléfonos móviles detectarían e informarían
y que, por tanto, también estaría informando de nuestra posición o ubicación en
todo momento. Una posibilidad que ya se ha barajado, por lo que evidentemente
supondría la vulneración de un derecho constitucional.
La
población se encuentra en cuarentena desde hace 36 días, y posiblemente aún
queden muchos días más, aunque se denomine confinamiento o cuarentena, más
parece un arresto domiciliario, donde se carece de toda la información
necesaria y veraz. Los medios oficiales no cuentan toda la verdad, y eso hace
que surjan otros medios alternativos a los que acude la población. Y claro, al
conocerse aspectos muy trascendentales con respecto a la pandemia, que la
información oficial no proporciona, la población empieza a hacerse muchas
preguntas, donde las respuestas encontradas no gustan a nadie.
Y ahora, para acabar de levantar
susceptibilidades, el Gobierno pone en marcha un servicio de control a las
publicaciones y manifestaciones de la población en las redes sociales o medios
alternativos, lo que tiene toda la apariencia de una especie de inquisición a
la libertad de expresión y el derecho de información.
Y así, nos hemos visto sorprendidos por las
declaraciones efectuadas por el Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, el
general José Manuel Santiago, quien ha afirmado que "actualmente, parte
del trabajo policial durante la actual crisis sanitaria está centrado en la
lucha contra los bulos que se difunden principalmente por redes sociales, con
el objetivo de minimizar "el clima contrario" al Gobierno por su
gestión."
Tal como recogen la mayoría de los medios del
país, donde el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha
intentado disculpar las declaraciones del general Santiago, matizándolas y
excluyendo la crítica al Gobierno del control policial, para acabar diciendo
que: "Ha sido un lapsus".
Pero lo cierto es que ese "lapsus" no
queda muy aclarado cuando, en otras publicaciones de los medios, se asegura que:
"El Estado Mayor de la Guardia Civil,
cuya jefatura recae en el general José Manuel Santiago, pidió el
pasado 15 de abril por correo electrónico que las comandancias y unidades
del Instituto Armado identificaran bulos y desinformaciones
"susceptibles de generación de estrés social y desafección a instituciones
del Gobierno" en el marco del estado de alarma por la pandemia de
coronavirus."
Y llegados a este punto, es cuando la duda
sobrevuela sobre nuestras cabezas.
Todos estaremos de acuerdo en que los bulos hay que atacarlos y desenmascararlos, pero para eso, se utiliza la INFORMACIÓN VERDADERA, no una especie de inquisición ni la vulneración del derecho individual a la expresión, la opinión y la información.
Todos estaremos de acuerdo en que los bulos hay que atacarlos y desenmascararlos, pero para eso, se utiliza la INFORMACIÓN VERDADERA, no una especie de inquisición ni la vulneración del derecho individual a la expresión, la opinión y la información.
Ha quedado patente que el Gobierno ha cometido
muchos errores, con resultados muy graves, pues han muerto miles de personas
que posiblemente se habrían salvado de haberse actuado con rapidez y
diligentemente.
Si ahora, resulta que tampoco se puede opinar,
ni criticar o informar sobre lo que sucede, resultará que, en vez de estar en
un Estado de Derecho, nos encontraremos confinados en una especie de república
bananera, donde la libertad de expresión brilla por su ausencia.
El actual presidente del Gobierno Pedro
Sánchez, cuando hacía la campaña electoral, prometió que si llegaba a ser
presidente derogaría la Reforma Laboral de Rajoy (Partido Popular) y la llamada
"Ley Mordaza". Pues no. Después de llegar a la presidencia del primer
gobierno en junio de 2018 y ahora en enero de 2020, es decir, en casi dos años
de Gobierno, no ha sido capaz de cumplir su palabra y derogar dichas leyes,
entre otras. Y quizás ya no lo haga, pues es gracias a la "Ley
Mordaza" que el Gobierno puede imponer dichas medidas de control y de
sanción a la población.
Es muy posible que muchos de vosotros veáis
algún tipo de conspiración en todo lo concerniente a la pandemia del Covid-19,
y la verdad es que motivos no faltan. Sobre todo, si recordamos algunos de los
mensajes que corren por las redes, o lo publicado por el diario
"Actualidad", donde se puede ver a la que fuese Directora Gerente del
Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ahora Presidenta del Banco Central
Europeo, atribuyéndosele la frase siguiente: "Los ancianos viven demasiado
y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo y ya".
Aunque desde el Fondo Monetario Internacional
no se han manifestado abiertamente, a preguntas de algún periodista sobre la
veracidad de dichas declaraciones, el FMI manifestó que a lo que Lagarde había
aludido es a las pensiones de los ancianos, que debido a que viven más tiempo
habría que recortarlas.
Personalmente pienso que, si no lo dijo
directamente, en el fondo es lo mismo, sólo que los ancianos se morirán más
lentamente al no tener poder adquisitivo.
Pero resulta que, curiosamente, la Covid-19
está afectando en mayor grado a los ancianos, a los que, de acuerdo a las
directrices de algunos de los gobiernos, no deben ser ingresados en la UCI,
debido a la carencia de medios (respiración asistida) o falta de camas, que son
destinadas a personas más jóvenes.
Y claro, ante estas situaciones ya descritas, ¿quién
desea mantenerse con la boca cerrada y los ojos y oídos tapados?
Todo lo que está sucediendo debe servir para cambiar
todo lo que no funciona bien, sea lo que sea, así como pedir responsabilidades
cuando llegue el momento.
Para finalizar, sólo me queda incidir una vez
más en la necesidad de aparcar todos los problemas y actividades que no sean
vitales y centrarnos en superar juntos este virus, porque si no es con la
unidad de todos, no podremos superarlo en óptimas condiciones.
Todos nosotros debemos actuar como uno solo,
apoyándonos mutuamente y colaborando al máximo en todas las actividades encaminadas
a parar esta pandemia, pero el Gobierno tiene que volcarse como nunca lo ha
hecho en salvar todas las vidas posibles y enmendar los errores cometidos.
José Luis Giménez