La agonía de la democracia



Ningún partido político de izquierdas, ni de derechas, ni rojo, ni azul, ni verde, morado o naranja, va a preocuparse realmente por el bienestar de los ciudadanos. A todos los partidos políticos, lo único que les interesa y les preocupa, es mantenerse en la poltrona del poder. Y si para ello hay que mentir, manipular o inventarse algo, se hace.
Pero retrocedamos en el tiempo y veamos qué ha sucedido para que en la actualidad nos encontremos con una situación digna de una novela de "ciencia-ficción".
Después de la Guerra Civil española (1936 – 1939) y con todo un país por rehacer, el trabajo no faltaba. Mal pagado, pero se podía trabajar tanto como se pudiese aguantar, por lo que quien tenía trabajo, tenía cubiertas las necesidades básicas. Nos referimos desde el inicio de la postguerra en la década de los años 1940, hasta la llegada de la "democracia española", con la ratificación en referéndum de la Constitución del 6 de diciembre de 1978.
Y es así cómo, tras más de 40 años de dictadura franquista, la "democracia", asomó por la ventana del fondo. Parecía que, por fin, iba a entrar algo de luz.
Al principio, todo parecía llegado de otra galaxia. Incluso se empezaron a reconocer derechos sociales que sólo existían en los países más europeos y, con el tiempo, se nos metió en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y después en la UE (Unión Europea). Parecía que, por fin, íbamos a ser democráticos y europeos.
Se creó un Estatuto de los Trabajadores que pretendía suplir y hasta mejorar la Ordenanzas Laborales existentes hasta entonces (en realidad fueron más las pérdidas que las ganancias), y aunque contenía ciertas garantías para el trabajador, resultó ser molesto para los empresarios, por lo que se insistió en su derogación por parte de éstos. Cosa que se consiguió en gran parte o en la parte que a ellos más les interesaba, gracias sobre todo a los gobiernos de derechas, en este caso concreto del PP (Partido Popular).
Y lo que en un principio fueron grandes esperanzas e ilusiones, poco a poco y en otros 40 años más, lo fueron reduciendo a otro tipo de "dictadura democrática". Y paradójicamente, ahora eran los propios votantes quienes elegían a su propio dictador.
Los derechos sociales conseguidos en los primeros años de la "democracia", se fueron reduciendo paulatinamente. Y como si de una regla de tres inversamente proporcional se tratase, a más recortes sociales, y por tanto menos beneficios para el ciudadano, más beneficios para la clase política. Una clase distinguida, alejada de la ciudadanía, privilegiada, aforada y como dice la canción: "soy la reina de los mares…", perfectamente equiparable a los caciques y señores feudales del medievo, más que a supuestos servidores del Pueblo al que se les supone representan. Y en esas estamos.
Nos encontramos en pleno siglo XXI, en concreto en el año 2020 y he aquí que, ahora, con una supuesta democracia, en un supuesto Estado de derecho, las libertades tan "cacareadas" que se suponía teníamos los españoles, tan sólo era una "publicidad engañosa", igual como todo lo que se anuncia en los medios oficiales.
Se han eliminado cientos de miles de puesto de trabajo y, a fecha de mayo 2020, ya son más de 3.832.000 los trabajadores desempleados contabilizados en las oficinas del INEM. Claro que parte de la culpa es del dichoso "coronavirus Covid-19", o eso nos dicen los políticos del Gobierno. Porque ahora resulta que ha entrado otro actor muy importante que no se le esperaba en esta obra de teatro, por supuesto me refiero al COVID-19. Un virus muy contagioso que al parecer lo han traído unos murciélagos chinos que se han puesto de acuerdo con otros animalitos como el pobre pangolín y la mala leche de otros animales menos inofensivos, de dos patas.
Y es que el "bichito" les ha ido muy bien. Sobre todo, a los que ya tenían pensado cómo reducir al máximo las libertades constitucionales de los ciudadanos y, con ello, instaurar un "Nuevo Orden Mundial". O como le llaman ahora los gobernantes: "la nueva normalidad".
En definitiva, que han reducido el empleo y los derechos sociales más importantes de los ciudadanos, y están instaurando un "Nuevo Orden Mundial" donde para ir al lavabo se tendrá que introducir una clave en el teléfono móvil, al cual se le ha instalado una aplicación que controla todos los pasos del usuario del mismo. Esto es sólo por poner un simple ejemplo.
Pero "todo va bien". Los políticos o, mejor dicho: los partidos políticos, sean del signo o del color que sean, se lanzan a la carrera para ver quien ofrece más al votante, cual vendedor en el mercado, con la diferencia de que los políticos de dichos partidos no tienen la menor intención de cumplir jamás sus promesas electorales. Y cuando alguien les recuerda que han incumplido sus promesas electorales, la respuesta que dan es lo único sincero que dicen: "es que estábamos en campaña electoral" y ya se sabe…
Y lo peor de todo esto es que no hay un solo partido político que sea honesto, y digo partido, porque sus políticos se deben a la disciplina del partido, y cuando el partido decide las acciones a desarrollar, el político de turno no tiene nada que hacer, aun estando en contra de dichas decisiones. Y es por eso que no se debe votar a ningún partido que no haya cumplido con sus promesas electorales, que en la actualidad han sido todos, sin excepción; por lo menos en lo que se refiere a los partidos políticos a nivel nacional.
Así que, si aún hay quien desea seguir con esta "democracia" y no desea ver reducido sus derechos a la nada, deberá mirar de votar únicamente a aquella persona que, sin depender de ningún partido político, ha demostrado su capacidad y su honestidad para ocupar el cargo al que se presenta. Y los ciudadanos, deberán asegurarse de que conocen bien al candidato de turno y que está preparado para ocupar el cargo. Así será de la única manera que no tendremos a irresponsables políticos que carecen de la más mínima preparación y que su único mérito para ocupar el cargo es tener buenos contactos en el partido político en el que militan.
¿Y si no hay nadie que nos dé las garantías que buscamos?
Pues no vote. ¿O es que Ud. va a comprar pan a la panadería y si no tienen pan del día se lleva el pan duro y enmohecido? Supongo que no, aunque hay gente para todo. Lo lógico es ir a otra panadería y si no la encuentra, tendrá que buscar otro sucedáneo, antes que tragar lo que sabe no es bueno para Ud.

José Luis Giménez